
El balance general, también llamado estado de situación patrimonial, es uno de los informes contables más relevantes a la hora de evaluar la situación financiera de una empresa. Refleja, en una fecha específica, todos los recursos con los que cuenta la organización, así como también sus deudas y el capital propio.
En este artículo se abordarán los conceptos fundamentales del balance general, se explicará su estructura dividida en activo, pasivo y patrimonio neto, y se brindará un ejemplo práctico contextualizado al entorno empresarial argentino. Además, se marcarán las diferencias con el estado de resultados y se destacará su utilidad para las pymes en nuestro país.
Estructura del balance general: tres pilares clave
Un balance general correctamente confeccionado se apoya en tres grandes bloques: el activo, el pasivo y el patrimonio neto.
La relación entre estos elementos responde a la fórmula contable básica: ‼️ Activo = Pasivo + Patrimonio Neto
Activo
El activo representa los bienes y derechos que posee la empresa, es decir, todo lo que tiene para operar y generar ingresos. En la práctica contable argentina, se clasifica en:
- Activo corriente: bienes y derechos de corto plazo (menor a 12 meses). Por ejemplo:
- Efectivo disponible en caja o bancos.
- Créditos por ventas a cobrar.
- Existencias de mercaderías.
- Activo no corriente: bienes y derechos que permanecerán en la empresa más allá del año. Algunos ejemplos:
- Inmuebles, maquinarias, vehículos.
- Tipos de inversión a largo plazo.
- Marcas o patentes registradas.
Pasivo
El pasivo incluye todas las obligaciones que la empresa debe saldar, es decir, sus deudas con terceros:
- Pasivo corriente: compromisos a cancelar en el corto plazo, como:
- Deudas con proveedores.
- Créditos bancarios con vencimiento próximo.
- Cargas sociales o impuestos por pagar.
- Pasivo no corriente: deudas que se amortizan en el largo plazo, por ejemplo:
- Préstamos hipotecarios.
- Obligaciones negociables emitidas.
Patrimonio Neto
Es la parte del capital que pertenece a los socios o accionistas una vez deducidas todas las deudas. Lo integran:
- Aportes iniciales de los socios.
- Resultados acumulados (ganancias no distribuidas).
- Ajustes por revaluación o reservas legales.
Para comprender cómo se relacionan estos conceptos, pasemos a un ejemplo realista.

Ejemplo práctico aplicado al contexto argentino
Supongamos una pyme ubicada en el conurbano bonaerense dedicada a la producción de alimentos congelados. Al 31 de diciembre de 2024, presenta el siguiente balance general:
Activo
Activo
- Corriente:
- Efectivo: ARS 3.200.000
- Cuentas por cobrar: ARS 6.500.000
- Inventario: ARS 4.800.000
- No corriente:
- Planta industrial: ARS 20.000.000
- Vehículos de distribución: ARS 3.500.000
Total activo: ARS 38.000.000
Pasivo
- Corriente:
- Proveedores: ARS 5.000.000
- Deudas fiscales y cargas sociales: ARS 2.000.000
- No corriente:
- Crédito bancario a 5 años: ARS 8.000.000
Total pasivo: ARS 15.000.000
Patrimonio neto: ARS 23.000.000
La empresa cuenta con más activos que pasivos, lo que refleja una buena posición patrimonial. Su estructura financiera muestra estabilidad para asumir compromisos y continuar con su operación.
Este tipo de análisis es el que permite a gerentes, socios e inversores evaluar la salud financiera de una organización.
Patrimonio neto: ARS 23.000.000
La empresa cuenta con más activos que pasivos, lo que refleja una buena posición patrimonial. Su estructura financiera muestra estabilidad para asumir compromisos y continuar con su operación.
Este tipo de análisis es el que permite a gerentes, socios e inversores evaluar la salud financiera de una organización.
Diferencias con el estado de resultados
Mientras que el balance muestra una fotografía estática de la situación patrimonial, el estado de resultados (o de pérdidas y ganancias) presenta la película del desempeño de la empresa durante un período determinado.
El estado de resultados incluye:
El estado de resultados incluye:
- Ventas netas.
- Costos y gastos operativos.
- Resultado operativo.
- Resultado del ejercicio.
Ambos estados son complementarios: el balance muestra cuánto tiene y debe la empresa, y el estado de resultados, cuánto gana o pierde.
Aplicación del balance general en el entorno pyme argentino
En el caso de las pequeñas y medianas empresas, llevar un balance ordenado y conforme a las Normas Contables Profesionales Argentinas no es solo una cuestión administrativa: es una herramienta que permite obtener financiamiento, atraer inversores o participar en licitaciones públicas.
Además, es clave para cumplir con las exigencias de organismos como la AFIP, el IGJ o el BCRA, en función de la actividad y la estructura jurídica de la empresa.
Además, es clave para cumplir con las exigencias de organismos como la AFIP, el IGJ o el BCRA, en función de la actividad y la estructura jurídica de la empresa.