
¿Viste cuando en los balances financieros o en alguna nota económica aparece esa sigla rara: EBITDA? Bueno, no te preocupes, que en este artículo lo vamos a desmenuzar bien a lo criollo: te contamos qué es el EBITDA, cómo se calcula, para qué sirve y por qué es una herramienta clave cuando estás pensando en invertir en acciones argentinas.
Vamos a ver también cómo se relaciona con el valor de una empresa, qué tan confiable es este indicador, y quiénes suelen mirarlo con lupa antes de poner un mango.
Indicador EBITDA: ¿qué es?
El EBITDA —siglas en inglés de Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization— representa las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones. En resumen, muestra cuánto dinero gana una empresa con su actividad principal, sin tener en cuenta los gastos financieros ni cuestiones contables. No te muestra si una empresa está endeudada o si paga muchos impuestos, sino cómo le va con su negocio en sí. Es un termómetro bastante directo de la rentabilidad operativa.
Cómo se calcula el EBITDA
El punto de partida para sacar el EBITDA es el EBIT (ganancia operativa, sin intereses ni impuestos). A eso le sumás las depreciaciones y amortizaciones. O sea, todo lo que la empresa gasta por el uso o desgaste de sus activos (maquinaria, equipos, etc.).
Entonces, el cálculo básico sería:
Acá no entra ni el pago de intereses de deudas ni el impuesto a las ganancias. Lo que te queda es la ganancia bruta que genera el negocio en sí. Y eso te da una pista clara sobre si vale la pena o no analizarla para tu próxima inversión en la bolsa porteña. Y hablando de análisis, no es lo mismo mirar este número en una pyme de Córdoba que en una multinacional con operaciones en todo el mundo. Por eso, vamos a ver qué tan útil es.
Entonces, el cálculo básico sería:
EBITDA = Ingresos Totales – Gastos Operativos + Amortizaciones y Depreciaciones
Acá no entra ni el pago de intereses de deudas ni el impuesto a las ganancias. Lo que te queda es la ganancia bruta que genera el negocio en sí. Y eso te da una pista clara sobre si vale la pena o no analizarla para tu próxima inversión en la bolsa porteña. Y hablando de análisis, no es lo mismo mirar este número en una pyme de Córdoba que en una multinacional con operaciones en todo el mundo. Por eso, vamos a ver qué tan útil es.
¿Para qué sirve el EBITDA?
El EBITDA te da una buena idea de la caja operativa de la empresa, o sea, cuánto cash puede generar con su actividad principal. Sirve mucho para comparar empresas de distintos rubros o de distintos países, ya que elimina “ruido contable”. Ahora, ojo: no reemplaza al flujo de caja real. No te dice si la empresa tiene plata en el banco ni si está invirtiendo bien. Por eso siempre se lo usa como un indicador más, no el único.
En contextos inflacionarios como el nuestro, donde las amortizaciones pueden estar desactualizadas o no reflejar el verdadero valor de los activos, el EBITDA puede resultar aún más útil para tener una mirada más neutral. Y si pensás comprar acciones de una empresa argentina, este número puede ayudarte a ver si el negocio es sólido o es puro humo.
En contextos inflacionarios como el nuestro, donde las amortizaciones pueden estar desactualizadas o no reflejar el verdadero valor de los activos, el EBITDA puede resultar aún más útil para tener una mirada más neutral. Y si pensás comprar acciones de una empresa argentina, este número puede ayudarte a ver si el negocio es sólido o es puro humo.
¿Quiénes miran el EBITDA con atención?
Este indicador es muy querido por analistas financieros, contadores e inversores institucionales. También se usa bastante en evaluaciones de empresas, sobre todo cuando hay una posible fusión o compra en juego. Pero hay que tener cuidado. Una empresa puede tener un EBITDA altísimo y estar hasta las manos de deudas.
Por eso, no hay que enamorarse del EBITDA, sino ponerlo en contexto. Además, las normas contables internacionales (como las NIIF) no lo reconocen formalmente. Así que suele aparecer en presentaciones de gestión o informes financieros internos, pero no siempre en los balances auditados.
Por eso, no hay que enamorarse del EBITDA, sino ponerlo en contexto. Además, las normas contables internacionales (como las NIIF) no lo reconocen formalmente. Así que suele aparecer en presentaciones de gestión o informes financieros internos, pero no siempre en los balances auditados.
¿Y qué otros indicadores conviene mirar?
Si estás metido en el mundo de la inversión, no te podés quedar solo con el EBITDA. También es clave mirar el flujo de caja libre, el ROE (retorno sobre patrimonio) o el ratio deuda/EBITDA, que te muestra qué tan endeudada está la empresa en relación con su rentabilidad. El EBITDA te da una foto clara del negocio, pero para tener una película completa, necesitás mirar el resto del álbum financiero.